Pues ya está. Queda un día…ni eso..quedan unas pocas horas para que mi hernia se encuentre con el destino. Eso es, me van a meter tripa, justo para el comienzo de verano para que esté en buena forma para la playa. No tengo casi nada preparado, principalmente porque no sé qué es lo que tengo que tener preparado. Nunca he tenido que pasar por esto. Pero he limpiado la casa a fondo, después de una semana maravillosa con mis hijas, y así la tengo lista para cuando vuelva…que supongo que volveré- porque mañana es el Día de los Caídos en los Estados Unidos. Vaya momento para someterse a la buena voluntad de mi cirujano, que, por cierto, espero que le esté dejando descansar bien.
Por lo demás, lo único reto que tengo por delante es el de no poder comer a partir de la cena esta noche. ¡Vaya rollo!
