Pobres, que a algunos les tengo preocupados…pero aburrirse no es malo…y aburrirse en Madrid en agosto es natural…y aburrrirse no es ennui necesariamente ni depresión ni sufrimiento…es un estado de ánimo sin más consecuencias necesariamente…mientras no sea yo un asesino en serie aburrido en busca de algo para entretenerme, creo que todos pueden estar tranquilos…pero son mis queridos en Connecticut que hoy por hoy podrían ser la víctima de un huracán. Los anticiclones tropicales son corrientes en estas fechas, pero no suelen coincidir con mi pequeña tierra. Recuerdos a algunos de pequeño, pero luego ha habido muy pocas visitas desde entonces. Habrá que ver.
Mientras tanto, sigo mi festival de cine en casa. Ayer echaban La Sed del Mal de Orson Welles, con Charlton Heston como detective mexicano…algo tremendamente curioso. Se ve que esta semana es la del cine negro. Visualmente es impactante. Vaya filmografía. Y el reparto, inolvidable. Es una película gigantesca. Welles era de los pocos directores que me sonaban antes de venir a España, pero eso fue porque había que estudiar Ciudadano Kane como hito de la expresión creativa del Siglo XX, a los ojos de un chaval de 14 años, el filme era tremendamente aburrido. Había que esperar unos años antes de apreciarlo de verdad. Eso…y nada más. Touch of Evil (así se llamaba en inglés) ni siquiera llegó a mis oídos hasta que un día la vi en Madrid.
Paradójicamente, se sabía más de directores europeos que de americanos. Y se sabía más de las estrellas americanas más que de europeas ( a no ser que actuasen en una película americana). Fellini, Bergman, Hitchcock, Truffaut, incluso Almodóvar. ¿Te puedes imaginar saber quien era Almodóvar pero no haber oído de Billy Wilder? Eso era, como os dije, que Europa era la tierra del cine de autor, mientras en los Estados Unidos, era la industria. Muy por encima, lo digo. Es un tema profundo y largo y seguramente hay mucho escrito sobre el por gente mucha más sabia.
Creo que voy a hacer algo intelectual como bañar a mis cobayas. Hasta pronto.