El otro día salí de una comida a las cinco de la tarde y mientras iba andando a casa con zapatos nuevos que me hacían la vida imposible. La verdad es que no son tan nuevos. Llevaban más de un año en mi armario casi sin usar porque noté la primera vez que me los puse que estaban diseñados y fabricados para castigar. Y efectivamente, con dos ampollas del tamaño de unos garbanzos justo encima de mis dedos de pies pequeños, intenté centrarme en la maravillosa idea de almorzar en este país. ¿Cuántas personas que nunca han estado en España entienden que aquí se puede salir de un restaurante a la misma hora que la mayor parte del resto del mundo está saliendo del trabajo y decir, “¡Vaya comida más rica! ¿Y ahora qué hago?” Desde luego, esto no es algo que se hace en todas partes del mundo. Spain is different.
Lo de comer es un tema serio en España y si no lo llegas a entender bien, te puedes perder una parte esencial de la vida de aquí. La siguiente es una lista de momentos en que se puede comer durante un día normal y corriente:
- El desayuno en casa
- El segndo desayuno a media mañana
- La comida
- La merienda
- La cena
Eso sería una version 1.0 de Comer En España. Algo accesible a casi todo el mundo, incluso a los novatos. La version premium podría contener los siguientes componentes:
- El desayuno en casa (hay que empezar)
- El segndo desayuno a media mañana (hay que seguir)
- El aperitivo (la vida es bella)
- La comida (Eso sí que es…)
- La merienda (Puf…vale, que tiene buena pinta)
- Tapeo nocturno (Solo voy a picar)
- La cena (¿Pedimos otro chuletón?)
- Suero por goteo en la UVI del hosptial más cercano (Dios, prometo hacerme monje si…)
Evidentemente no se vive así todos los días, porque no se puede vivir así todos los días, pero puede pasar. Y de hecho pasa. Doy fe.
De modo que analizaré este aspecto de la vida de España para que podáis conocerla mejor y de paso disfrutar de su grandeza. Además de ayudarte a preparar para lo inevitable, te permite tener una perspectiva nueva sobre el asunto para que no te sorprendas cuando llegue el momento de decir basta. Si no, acabarás como me confesó un amigo un día hace años cuando llevaba varios días en Madrid durante navidades. Me dijo mientras llegábamos a otra cena: “Brian que sepas que llevo cuatro días sin tener hambre y no haces más que llevarme a comer más. ¿Por qué me haces esto? ¿Peor aún, por qué no puedo decir no?
Porque España saca el glotón dentro de cada uno de nosotros como ningún otro país, así que te me digas luego que no te he advertido.