Las Alergias y los Alérgicos

Desde luego tienes que admirar a las empresas farmacéuticas porque saben mejor que nadie cómo colocarse en una situación de no perder.  Sea la temida gripe aviar que nunca llegó a cuajarse, o la porcina, que se quedó embarrada a pesar de las amenazas huecas, a estas multinacionales se les da bien provocar una histeria si consiguen que millones vayan corriendo a comprar una vacuna que no les hace falta.  Claro está que sigo siendo de los pocos que dicen a los que nos quejamos por estas cosas que, el día que llegue la gripe mortífera de verdad, cuando menos lo esperamos, y que las empresas no han hecho nada para prevenirla por temor a que nosotros les acusemos de falsos avaros, que lo son, a veces, ¿a que vamos a ser los primeros en quejarnos de ellos por no tomar las medidas necesarias antes para impedir la muerte de 35 millones de personas?

         Pues sí.  Claro que sí.  Porque así somos.  Y punto.

         Bueno, muertes masivas aparte, estamos a finales de febrero y la temporada de alergias está en pleno ataque.  Este año han tardado los pólenes en descender sobre nuestras narices, pero ahora están entre nosotros libremente y haciendo la vida más o menos imposible.

         Se prevé un año malo, lo cual no quiere decir nada porque se prevé un año malo siempre, pase lo que pase.  Parece ser que es una cosa de la lluvia.  Los informes tienden a ofrecer uno de tres escenarios:

1)    Ha llovido mucho, y por tanto están los árboles tanto hinchados de polen que parece que producen cocos.  Chungo.  La remedia: drogarse…y mucho.

2)    No ha llovido nada y por tanto el polen que anda por hay, porque siempre hay polen, no se va por culpa de la contaminación.  Chungo.  La remedia: Un buen chute de droga.

3)    Es un año normal, ni mucho ni poco, y por tanto, hay polen, ¡carajo!  Es normal.  A sufrir.  La remedia: pastillas a tope.

Pues ahí está.  Haga lo que haga, el pronóstico siempre prevé lo peor.

Y, por casualidad, siempre aciertan…y sabes ¿por qué?  Porque una mierda tiene nada que ver con el clima.  Tiene más que ver con el siguiente:

 

Se llama el ciprés arizónico y es un ser de mucho cuidado.  No es indígena a estas partes, viene del desierto del suroeste de Estados Unidos, pero se ha adaptado tremendamente bien al clima seco y caluroso de España y su resiliencia y rápido crecimiento le hace una planta preferida para las nuevas urbanizaciones y parques.  En resumen, hay un montón de estos árboles y cada vez hay más.  Ahí está el quid de la cuestión.  Hace 15 años nadie pasaba por este infierno y ahora parece que Madrid es un enorme moco.  Nadie puede respirar y cuando lo hace es para decir frases entrecortadas por estornudos, ojos lacrimosos, y narices congestionadas, “Es que…snif…estoy…un poco…achoo…un poco mal…no muy mal…con este tema de alergias…joder…que hace dos semanas que no huelo macho…y estoy medio dopado…lo cual no es necesariamente malo…menos mal que no vivo en Francia…pero que impide que haga las cosas con claridad…no sé si me entiendes, tío.  Me apetece unas patatas fritas, ¿Te animas?”

         Si algún país nos quiere invadir, ahora es el momento, porque con tanto antihistamínico en el mercado, nos daría igual.

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