Madrid en Crisis: 6 de Agosto

El seis de agosto no es una fecha para sentirme especialmente orgulloso de ser americano, es decir históricamente hablando.  Para entretenerme un poco hoy, decidí buscar por ahí la situación de subvenciones artísticas porque ya sabemos que si las cosas pintan mal para los que tienen dinero, los artistas muertos de hambre ya se pueden ir buscando la vida.  Mejor dedicarse a otra cosa porque nunca me ha parecido bien vivir de ser creativo, especialmente si es para exaltarse a sí mismo, como hacemos la mayoría de los creadores.  No creamos por el bien de la creatividad, creamos para que alguien nos diga lo bien que creamos por la humanidad.  Procreamos con fecundad.

            En fin, me quise reír un poco, y así fue.  El pozo está más seco que sándwich de pavo frío sin mayonesa.  Aparte del gobierno, que tampoco va sobrado, son los bancos, y sobre todo, las cajas de ahorro, las que han sido a lo largo de los años entidades de buen hacer.

         Y como ellas tienen que pedir pasta a los demás para evitar hundirse del todo, te puedo garantizar que el tipo artista conceptual que expone un televisor de los años sesenta que emite imágenes de la miniserie de Heidi, mientras unos pechos de goma, como los que venden para Carnaval, se cuelgan del lateral derecho y seis manzanas aplastadas yacen en el suelo debajo de todo, y que llama la obra “Nuclear Mom”, va a tener que cogerse una edición de Segundamano bajo la sección, “cualquier cosa”.

         De hecho, en un artículo que leí sobre el tema, algunos creen que solo La Caixa saldrá con vida como sociedad con una importante fundación para obras sociales y que nosotros vamos a empezar a tener que pagar por todas esas cosas que antes eran gratuitas.  Dijo que los españoles estaban malacostumbrados a no pagar por las artes.  Y tampoco por la sanidad…ni la enseñanza…ni tan siquiera televisión por cable…que es por eso que muchas empresas con esa política se estrellan en este país, y por eso la piratería florece.

         Fui a la Casa Encendida de Caja Madrid, otra institución institucional legendaria donde hemos podido comprobar que realizaba una obra importante. Por cierto, al mismo aprendí lo que significaba la segunda parte del nombre oficial del banco, Monte de Piedad, porque siempre pensaba que se refería a un lugar donde el se fundaba.  Suena así, de verdad.   Juraba que tenía amigos que tienen un chalet en Monte de Piedad donde jugaban al pádel todos los fines de semana.  Pues no.  Nada que ver.  Resulta que los “montes de piedad” era un invento italiano y eran instituciones prestamistas caritativas donde la gente podía empeñar algunas pertinencias por dinero para pagar las necesidades básicas de sus vidas.  Los “montes” intentaban combatir a los usureros mediante préstamos sin cobrar interés.  Para mí, tiene mucho interés.  Aún se puede la fachada del antiguo Monte de Piedad de Caja Madrid, creada por Pedro de Ribera, con fondos de la obra social supongo) en el centro de Madrid.

         Pues, en fin, desde que Bankia se ha ido al carrallo, porque llevaba un 38% de los créditos inmobiliarios, y se hundía como una bola de cañón, se tuvo que nacionalizar, y de paso, ha perdido algo de su carácter de caja de ahorros.  Por ley, las entidades tenían que dedicar una parte de su dinero a obras sociales.  Caja Madrid anualmente destinaba más de cien millones de euros.  Pero ya que no tiene pasta, y es posible que ya no tenga que hacer nada, habrá unas cuantas operaciones en apuros.

         La crisis, como muchos saben, se puso fea de verdad con el casi colapso de este empresa “demasiada grande para quebrar.”  Desde entonces, los vigilantes como yo, hemos tenido que trabajar el doble.

        Personalmente, lo veo inverosímil que se deje dichas labores benéficas.  Simplemente no lo veo.  Para ver si aún quedaba algo, fui al museo la Casa Encendida y para mi alegría puedo afirmar que sí existía.  Las dos exposiciones eran bastante flojas, pero eso puede ocurrir en los mejores tiempos, sobre todo cuando se trata del arte conceptual.

            Salí a la calle y subí la Calle de Valencia hasta la Plaza de Lavapiés, un barrio históricamente castizo pero que se ha visto descastizado en los últimos diez años.  Ya tiene un colorido impresionante de numerosos grupos étnicos.  Allí siempre hay gente fuera.  Allí siempre es difícil saber si hay crisis o no.  Allí, las fundaciones de obras sociales se llaman las casas de apuestas, donde la gente puede jugarse la vida.  Los vigilantes de esa zona las frecuentan.  Curioso.  Apenas hay estos sitios en ninguna parte de Madrid, pero justo en esa plaza hay dos.  Una de ellas dice “No Risk, no Glory”, que es un mensaje a lo Nike, y de algo tiene la verdad.   Quisiera sentirme inspirado, pero en realidad siento nauseas.

            Ha hecho sol.  Y ha hecho bastante menos calor.

            Oro: 0

            Plata: 2

            Bronce: 1

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