Arnold Schwarzenegger nos enseñó hace años que poseía dotes natas para ser profesor de un segundo idioma. Claro está que llevaba un cohete en la mano mientras hablaba, pero basta con decir que más de un extranjero ha llegado a España convencido de que todo el mundo utiliza esa frase mítica “hasta la vista baby”…con baby incluido. Dichos visitantes no andaban del todo lejos porque tal fue la fama de sus palabras que acabaron arraigándose aquí también. Pero no dibujó un retrato exacto de la realidad. “Hasta la vista” se usa, como bien sabéis, pero no con la frecuencia que se tiende a creer en otros países. Hay otras maneras.
No os voy a explicar cómo se despide en vuestro propio idioma, pues por algo nacisteis en este país, sino comentar sobre cómo se despide y sobre lo que se aprende en el proceso…que es mucho si te entretienen estas tonterías tanto como a mí.
El primero despido multiuso es “hasta luego”, que se traduce en mi lengua como “See you later”. A algún español cuando dice la versión en inglés le gusta añadir el “alligator” porque rima y porque suena propio de un nativo. No es que no tengan razón, lo que pasa es que estaba de moda cuando ibas a casa de un amigo porque sus padres acabaron de comprar un nuevo aparato llamado un televisor. Pero bueno, cada uno cómo quiera. No digo más.
Hasta allí todo bien. Yo aprendí “hasta luego” con bastante facilidad. De hecho, lo mismo ya la sabía de antes. Todo se complicó cuando intenté decirlo. Veréis. Como tenía profesores que me enseñaban la importancia de pronunciar correctamente (pero no a hablar correctamente) yo, frente el reto de sacar unas frases sólidas ante el español medio, enunciaba con sumo cuidado, pero como un simio a fin de cuentas. Hablaba lento y con esfuerzo, un poco como Dory el pez cuando se intenta comunicar con las ballenas en Buscando a Nemo. Yo decía, “Haaaaasta Lueeeeeeego”. Y mis oyentes, tras unos segundos de confusión porque no entendían lo que me pasaban en la boca, sonreían y me compadecía.
Enseguida te das cuenta de que nadie dice “hasta luego” sino una versión economizada que me suena a mí como “ta-luego”. Y creo que me paso de generoso. Es más bien “Talogo”, “Talóo”, “tlo”, hasta un “T…” con una serie de fonemas incoherentes. El caso es que no es lo que creía y no se me daba muy bien emularlo.
La prueba definitiva siempre ha sido utilizarlo en un lugar público como puede ser un bar. Decir “hasta luego” de tú a tú, no deja mucho lugar de dudas. Pero en una cafetería con mucho jaleo nadie te oye bien. Ni a ti ni a otros. Estuve hablando de este tema con un amigo norteamericano no hace mucho (vaya conversaciones que tengo ¿verdad?) y estaba de acuerdo conmigo. Cuando lo grito en una cafetería, casi nunca me responden porque hay algo que no estoy haciendo bien. Podría estar encima de una mesa dando voces “que me voy chicos. ¡HASTA LUEGO!” Y nada. Como si fuera uno de esos fantasmas. ¿Sería la “T” o la “G” o las vocales? Y es frustrante porque, por el amor de Dios, solo son dos palabras. ¿Cómo es posible fallar? Más frustrante aún es cuando, acto seguido, se marcha un anciano suelta en voz baja un ininteligible “T-lo”, y todo el mundo responde “Adioooós José! ‘Ta mañana!” Me superaba.
Y ¿Qué me decís de “adiós”? Esa palabra compacta y rotunda viene de la frase larga “a Dios te encomiendo”. Menos mal que lo han recortado. Lo mismo ha pasado con “goodbye” que ha tenido una evolución que demuestra las frases muy muy frecuentes tienden a simplificarse. Empezó significando en su forma original “God be with ye (you)” (Que Dios esté contigo), y actualmente se ha quedado reducido a “bye”. Vaya por Dios.
En fin, lo que más me llamó la atención era que la palabra española, además de usarse para despedirse, también se utilizara para saludar. Me explico. Vas por la calle y te encuentras con alguien que conoces, “le dices hola,” con una sonrisa y te responde, “¡Adiooós!” y sigue andando. Las primeras veces cuando me lo decían, pensaba “¡Jo! ¡Qué borde! ¿Por qué me están diciendo adiós si ni siquiera me han dicho hola?” Pues por muy raro que me pareciese al principio, pronto me di cuenta de su función. Era una manera de decir que “sé quien eres y reconozco tu presencia, pero no me voy a parar a hablar contigo…por las razones que sean.” Apoyo la distinción porque viene bien de vez en cuando. Tanto me ha gustado de hecho que me veo diciendo de vez en cuando “Bye!” en inglés cuando debería estar diciendo “Hi!” Son gajes del oficio de ser un estudiante de hispanoparlantes.
Otras frases incluyen hasta ahora, que se parece a hasta luego pero con la idea de que los dos interlocutores se van a ver más pronto. Lo que pasa es que la palabra “ahora” abarca una gama de tiempo bastante amplia, desde los cinco minutos hasta incluso dos horas…o más, según la parte donde estéis en el país. Y luego hay “¡hala!” que casi nunca uso ni sé lo que quiere decir. ¿Qué es hala? ¿Y por qué me lo dicen? ¿hala? ¡Hala tú! ¡Y tu primo por si acaso!
Pues, hala. Termino por ahora. Hasta ahora…hasta luego…hasta vista. Mierda…¡qué mal! Sabía que iba a acabar el post así. Pues nada. Lo haré sin despedirme.