Crimen y Castigo

Vamos a ver.  Lo reconozco.  Iba a subirme al carro y criticar al rey por los tropezones cometidos últimamente, como casi todo el mundo, pero, de nuevo, el muy caballero, en su primera aparición ante los medios de comunicación anuló mi comentario casi por completo.  Más o menos supongo.

        De todas formas, lo haré.

        Lo del rey ya carecía de sentido en todos los sentidos.  Y mira, como decimos muchos en este país, que me cae bien el rey.  Y mira que, como norteamericano con su formación bien arraigada en un sistema de gobierno federal, la monarquía como institución ni me va ni me viene, aunque eso de tener la oportunidad de ascender al puesto de jefe del estado automáticamente por nacer dentro de una familia particular…como qué no sé yo.   Y lo de permanecer en el puesto de por vida…pues tampoco. Pero vamos, prefiero respetar la tradición del país donde vivo, mi otra patria.

         No soy republicano, por lo menos en el sentido que se entiende en España, que, para muchos, ni siquiera es simplemente estar a favor de un modelo de gobierno sin una monarquía, sino además ser de izquierdas dentro de ese modelo.  Tampoco soy republican, en el sentido americano, que no es ser de izquierdas, sino ser de derechas en Estados Unidos, para liar todo un poco más.  Y eso que vengo de una familia con una fuerte tendencia republicana.

           Como iba diciendo, el rey siempre me ha parecido buena persona.  Su papel clave en suprimir el golpe del 23-F ya es reconocido y si solo por ese hecho ya ha ganado un lugar favorable en la historia contemporánea de España.  Incluso su famoso rapapolvo “¿Por qué no te callas?” hacia Hugo Chávez es legendario y muy popular en este país, aunque también hubo quien dijo con la boca pequeña que, como dignatario, como bien sugiere ese nombre, debe tener los recursos y las tablas suficientes para resolver semejante situación con algo más de paciencia.  Hubo quien que me ha comentado que era una señal de que, a lo mejor, el rey ya no era “up to it.”

        Pero bueno, pasan los años.

        Las cosas no son fáciles para España.  ¿Qué os voy a contar?  Hace muchos años este país ostentaba ser la octava potencia económico del mundo, la octava maravilla, como King Kong, y se indignaba cuando en una reunión de la G-20, se quedó fuera.  Tuvo que llorar hasta que le dejaran entrar pero sin derecho a votar.  Fue casi más humillante aún.

        ¿Y el rey?  Pues mira, creo que lo criticable es perfectamente comprensible desde dos puntos de vista claves:

           1)  La Caza de Elefantes: No sé que vosotros, pero siempre tenía la sensación de que la población de estos mamíferos gigantes estaba a punto de entrar en el abismo.  Que fusilar uno era lo equivalente a, yo qué sé, a echar gatitos en un saco en río, pero resulta que es una impresión.  Aunque es verdad que los números bajaron de forma notable durante el siglo XX, llegaron a sus mínimos en los 90, parece ser que hay muchos más que lo que se esperaba. Se estiman unos 600.000.  Encima, por lo visto se puede cazar un elefante legalmente.

         El problema es que el destino de los elefantes no es tan claro.  La caza furtiva sigue siendo rampante.  Y los números no están tan claros, a pesar de lo digan algunas estadísticas.

             Pero no por eso se debería coger un rifle y llenarle a uno de plomo.  Sobre todo si eres el presidente honorífico de World Wildlife Association.  Además, es un elefante.  Un elefante por el amor de Dios.  ¿Qué necesidad tienes de matar uno?  Y siendo el jefe de un Estado que sigue aspirando a ser uno del Top-10 del mundo, ¿qué hace el jefe del estado haciendo eso?  Pasemos al siguiente punto.

             2)  La crisis.  Eso es.  Las dos palabras más utilizadas en España últimamente.  No os tengo que dar los datos que leéis los periódicos igual que yo.  Está la imagen de España por los suelos en el ámbito internacional, muy inmerecido en muchos aspectos…pero dudo de que sea un buen momento para ir de caza en un país lejano.  ¿A alguien le suena el siglo VIII?

            Pero hay más preguntas:  ¿De verdad nadie pudo impedir eso?  ¿Nadie tiene la capacidad de poder para decir que lo que pretendía Juan Carlos no puede ser permitido?  Yo que sé.

        El caso es que fue el mismísimo rey, the king himself, que puso las cosas en su sitio cuando dijo, después de agradecer a todos los que le habían ayudado con la cadera rota, que lo sentía mucho, que se había equivocado y que no volvería a pasar.

        Y ahí está.  Eso es el rey que tanto me gusta.  El rey al que admiro.  El mismo que tuvo las agallas de mandar callar a Chávez, también tuvo las pelotas de reconocer su error y pedir perdón, y no después de semanas de presión, sino a la primera.  ¿Tú ves a algún político hacer eso?  ¿Cuántos meses y años se tiene que dedicar a perseguir a uno hasta que reconozca su error o delito, si es que lo hace?  Yeah, right!  ¡Anda ya!

        Muchas veces la hacen al final cuando ya están acorralados y no tienen más remedio que admitirlo.  Sé cómo es.

         Así que, el rey se ha mostrado ser humano, algo que todos sabemos, pero que a veces se nos olvida.  Y ha mostrado ser un hombre noble, algo que también sabíamos pero que también se nos olvida de vez en cuando.  Asunto olvidado para mí. Solo propongo una pena de trabajo comunitario en plan voluntariado:  Un mes dando de comer a los elefantes en el Zoo de Madrid.