Madrid en Crisis: 10 de agosto

En el siglo III, hubo un hombre llamado Lorenzo, nacido en Huesca, pero que pasaba gran parte de su vida en Italia.  De hecho, le suelen llamar San Lorenzo de Roma, demostrando de nuevo, que los italianos, al igual que con el aceite de oliva y la pizza (invento español, según algunos) se llevan la fama por nuestros mejores productos.

        En fin, Lorenzo tenía fama por ser un protector del santo grial, y lo mandó enviar a Huesca, donde sus padres, para que se guardase para no ser confiscado por los que les perseguían.  Eran tiempos duros para los cristianos.  Según la leyenda, se veneró allí durante siglos.  El Rey Arturo andaba un poco despistado buscándolo por tierras británicas.  Se dice que el grial está en la Catedral de Valencia.

         Hasta allí bien.  Pero hay que recordar que Lorenzo era un mártir, y al ser así, normalmente nos acordamos de cómo murieron más por cómo vivían.  Lorenzo se metió en líos porque el emperador de Roma le pidió que entregase a los tesoros de La Iglesia, y el futuro santo le ofreció a todos los mendigos, enfermos, indigentes y marginados de la sociedad, afirmando que ellos eran los auténticos tesoros.  Muchos puntos por la respuesta, pero le supuso el fin de sus días.  A él le tocó un modo de ejecución dramático: le asaron vivo en una parilla.  ¿A que ya nos va sonando, verdad?  Como buen mártir, no dejaba de ser desafiante hasta el último momento, y cuentan que en plena tortura gritó en latín algo así como “Dadme la vuelta que estoy hecho en este lado.”  Por eso es el patrón de los cómicos, así como de los cocineros.  Ora pro nobis.

            El 10 de agosto es su fiesta. Y al hacer más de 40º en casi toda España, desde luego ha sido el día mejor elegido para conmemorarle, como hicieron en Lavapiés.  Como llevan haciendo toda la semana.

            Mi casa ya no era un sitio de refugio del calor así que buscaba frescura en forma de un autobús y me acerqué a ver cómo recuerdan a un hombre que murió asado.  Pues casi como a cualquier santo en este país.  Con una procesión, una cofradía de chulapos, la Maja de Lavapiés, bien morena como siempre se espera de ella, y puestos montados fuera de los bares con los precios de la consumiciones escritos sobre cartulinas.  El gremio de verbenas ocupaba la calle principal con metros y metros de comida y bebida.  Lo típico.  El aire se llenaba de grasa, de fritura.  Uno especiliazaba en gallinejas y entresijos.  ¿Quién se especializa en esas cosas hoy en día?  Es como ir al médico y ver el diploma detrás que pone, “Doctorado en Tratamiento de Sangría”.  Habrá gente que los coma aún, supongo.  También había churrasco, por supuesto, en honor al santo, por supuesto, en su día, por supuesto.

        También había un escenario para un concierto.  Solo la batería se componía de unos 200 tambores diferentes.  Y estaba orientada en el sentido opuesto de mi casa.   Creo que daba igual, ya que, por culpa de los 31º que hacía a las 3.00 de la mañana, tampoco iba sobrado de sueño.

       Oro: 2

      Plata: 9

      Bronce: 3